Un mes más se produce una disminución de los niveles de desempleo, aunque desde UGT consideramos que es enteramente de carácter estacional y es empleo que previsiblemente (tal y como sucediera el año pasado) terminará destruyéndose de nuevo con la finalización de la temporada estival.
Porque la clave para crear empleo es la recuperación de la actividad económica y las políticas que desde hace un año se llevan a cabo, no solamente en España sino en el resto de países de la Unión Europea, no tienen estos fines.
El único objetivo de la política económica desde mayo del año 2010 es la reducción del déficit público. Desde Bruselas se insiste en que la posibilidad de recuperar las sendas de crecimiento pasa por ajustar las cuentas públicas y cumplir estrictamente con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y los demás nuevos Pactos (por ejemplo, el Pacto por el Euro Plus) que en la misma sintonía se han ido firmando. Pero el problema reside en que si toda la capacidad de política económica se centra en reducir el déficit, recortando gasto público e inversiones que pudieran estimular la actividad económica, precisamente lo que se recorta es la posibilidad de crecimiento económico.
Y sin éste, difícilmente se podrá recuperar la creación de empleo, que a su vez, permita crecer: debemos encontrar el círculo virtuoso del crecimiento, no la espiral de la recaída.
El claro ejemplo de cómo la política económica no está siendo la más acertada es el rumbo que llevan economías de nuestro entorno como Grecia y Portugal, y el peligro que acecha sobre Italia o Bélgica: las exigencias de reducción de déficit público y deuda pública no permiten implementar las políticas de crecimiento económico que precisamente faciliten la reducción de dichos criterios nominales de convergencia con Europa. Es imprescindible la convergencia en términos reales para poder aplicar políticas comunes.
Por tanto, mientras no se estimule la actividad económica no será posible crear empleo de forma sostenida. De ahí la necesidad de modificar nuestra estructura productiva hacia sectores más estables, que permitan crear empleo de forma permanente y no atendiendo exclusivamente a lo que marcan las diferentes temporadas del año.Si no se modifican las políticas públicas, todas las mejoras relativas seguirán obedeciendo a las circunstancias estacionales.
Los datos de contratación muestran cómo la pretensión de romper la elevada temporalidad, manifestada en la reforma laboral impuesta inicialmente hace un año, no se está logrando: la contratación indefinida (la que se pretendía impulsar según la mencionada reforma laboral) ha sido inferior a la que se produjo en el mismo periodo del año anterior, tanto en contratos de jornada completa como de jornada parcial.
Y la que sí aumenta es precisamente la contratación temporal. Esto pone de manifiesto que la reforma laboral no consigue ni crear empleo ni que el empleo sea de calidad. El uso masivo del contrato temporal sigue siendo la pauta que no ha roto la Ley 35/2010 de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo. Por eso, CCOO y UGT hemos promovido una Iniciativa Legislativa Popular, que se presentó con más de un millón de firmas en el Congreso de los Diputados. El Congreso debería tener en cuenta esta iniciativa y tramitarla para corregir los efectos de la inútil reforma laboral.
Tampoco la reforma financiera ha dado frutos, pues las restricciones al crédito continúan, dificultando la actividad de las empresas y el mantenimiento de la economía familiar.
Por eso UGT insiste en la necesidad de implementar políticas de estímulo a la creación de empleo que prioricen los colectivos que hoy tienen mayores dificultades de inserción: jóvenes, parados de larga duración y mayores, así como continuar con políticas de protección social, ante la alarmante caída de la tasa de cobertura (se están agotando las prestaciones contributivas y las ayudas familiares, en un entorno de baja creación de empleo).
Y el camino para alcanzar esas políticas de estímulo llegará a través de acuerdos sociales y de participación de los agentes en el diseño de las mismas. No a través de reformas inútiles, impuestas y que favorecen aún más la destrucción de empleo y no su creación
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